Cholitas escaladoras quieren jugar fútbol en el Sajama

Se trata de la misma montaña en la que el presidente Evo Morales también jugó fútbol en 2007, para también demostrar que la altitud no impide hacer deporte y rechazar una decisión de entonces de la FIFA de prohibir partidos oficiales por encima de los 2.500 metros sobre el nivel del mar.
Un grupo de mujeres aimaras de Bolivia, que en tres años
logró escalar cinco montañas, ahora se ha fijado el reto de hacer cumbre en el
nevado del Sajama, el pico más alto del país, para jugar fútbol en su cima
demostrando que sí se puede hacer deporte en la altitud.
"Queremos jugar un partido de fútbol en la cima y
así demostrar que la altura no impide jugar fútbol o cualquier deporte en el
país", dijo a Efe la coordinadora del grupo, Lidia Huayllas, que se conoce
como las "cholitas escaladoras".
Entre risas, este grupo de mujeres expresa que la
"locura" de practicar fútbol en la cima del Sajama, a 6.542 metros
sobre el nivel del mar, se les ha ocurrido porque ellas, además de subir
montañas, también forman parte de equipos de fútbol.
Las mujeres, que practican ese deporte en campeonatos
barriales de la ciudad de El Alto, situada a 4.000 metros de altitud y vecina
de La Paz, quieren contribuir a reducir los temores de los jugadores del
extranjero por practicar fútbol en las ciudades de altitud.
Para jugar fútbol, este grupo de 16 indígenas aimaras,
que escalan las montañas usando equipo de montañismo, pero también manteniendo
sus vestimentas típicas como las polleras, se plantea cargar sus propias porterías,
además de la pelota.
El grupo de indígenas aimaras ya ha comenzado sus
entrenamientos para escalar el Sajama, que está ubicado en el departamento de
Oruro, con el objetivo de realizar la hazaña el próximo mes.
Se trata de la misma montaña en la que el presidente Evo
Morales también jugó fútbol en 2007 tras haber llegado en un helicóptero, para
también demostrar que la altitud no impide hacer deporte y rechazar una
decisión de entonces de la FIFA de prohibir partidos oficiales por encima de
los 2.500 metros sobre el nivel del mar.
La mayoría de las mujeres de este grupo de escaladoras
trabajaba antes en la cocina para los turistas o como porteadoras llevando el
equipaje de los montañeros hasta la base de los nevados.
"Antes yo tenía miedo de subir, siempre nos decían
que era peligroso, pero yo siempre quería ir a ver cómo era la cima y cómo era
caminar en nieve con esas botas y ahora ya sé", relató a Efe Juana Llusco,
quien escala desde 2016 y era porteadora.
Cecilia Llusco recordó que por primera vez once mujeres
se animaron a escalar en 2015 el Huayna Potosí, cerca de El Alto, y que al
lograrlo sin problemas decidieron continuar con este deporte.
Además del Huayna Potosí (6.088 metros de altitud), el
grupo ha escalado el Acotango (6.079 metros), ubicado en la frontera de Bolivia
y Chile; el Parinacota (6.200 metros); el Pomarapi (6.000 metros), y el
emblemático Illimani de La Paz (6.462 metros).
Las mujeres recuerdan que, al principio, se sintieron
discriminadas por los hombres que las criticaban por escalar con polleras o
cuando les decían que la nieve se derretía o nevaba más porque una mujer estaba
subiendo la montaña.
"Algunos comentaban que desde que nosotros hemos
subido a las montañas ya no había nieve o que nevaba demasiado, que no se había
visto cholitas subir y por eso sucedían esas cosas", contó Huayllas.
Las mujeres usan unos pantalones térmicos debajo de su
pollera, botas especiales, crampones, polainas, guantes, cascos y lentes,
equipo que ellas alquilan, ya que no cuenta con material propio.
Las aimaras se quejaron de que, pese a sus logros, no
reciben ayuda financiera de ninguna institución pública o privada.
"Estamos buscando apoyo financiero porque nosotros
debemos sacrificar algunas cosas para pagar los alquileres de los equipos y a
veces eso dificulta todo, ya que tenemos familia y a veces no se puede",
expresó a Efe otra de las escaladoras, Zenobia Llusco.
El presidente de la Asociación Andina de Promotores de
Turismo en Aventura y Montaña (AAPTAM), Eulalio Gonzales, adelantó que preparan
un proyecto de ley para que el Gobierno pueda ayudar económicamente a todos los
que se dedican a escalar los nevados.
Luego de conquistar el Sajama las mujeres piensan ir en
noviembre al Aconcagua en Argentina, el pico más alto de la cordillera de los Andes,
de 6.960 metros.
EFE
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