Ven que la mafia extranjera desnudó la realidad policial
Ex jefes policiales observan la velocidad de despliegue
de tropas de élite y los límites para el uso de grueso calibre. El ministro
Romero defiende el trabajo
A las 9:20 del 30 de marzo, Fernando Ibáñez ya había
conducido 396 kilómetros desde Santa Cruz. Iba a Puerto Aguirre (Quijarro),
frontera con Brasil. El chofer, que salió a las 3:45, iba con Bs 2,6 millones y
$us 350.000 y tres acompañantes a bordo. Los cabos Fernando Sarsuri y Félix
Magne. Ronny Cuéllar iba como responsable de entregar la plata al Banco
Mercantil Santa Cruz. A esa hora, cerca de Roboré, un pueblo con regimiento
militar, un comando con cuatro vehículos le cerró el pasó al blindado, lo
acribilló a balazos, aniquiló el motor y expulsó a los ocupantes sin matarlos,
antes de tomar el dinero.
La banda dejó pistas: abandonó armas de guerra cerca del
charco de aceite en el que quedó la vagoneta. Se hallaron casquillos calibre
50, como los de una ametralladora pesada.
Con armas cortas, un jefe de división y un puñado de
efectivos de élite salieron ese jueves a la caza de los atracadores brasileños,
con capacidad militar y alcance de fuego de 3.000 metros, describió el ministro
Carlos Romero. A 15 kilómetros del atraco, la banda incendió dos de sus
vehículos. A las 5:00 del día siguiente, a unos 118 kilómetros al este de
Roboré, en una hacienda de Santa Ana de Chiquitos, hubo otra balacera, un
enfrentamiento, pero esta vez era la Policía y los atracadores; se confirmó la
fuga de los asaltantes al monte espeso, cinco oficiales heridos y al menos tres
personas detenidas.
Los asaltantes tenían la ventaja.
Hablan los expertos
Una semana después, en medio de una feroz cacería, un
diálogo con dos expertos en lucha contra el crimen en EL DEBER concluyó que la
Policía reaccionó rápido y como pudo (con armas 9 mm), lo cual se puede
ponderar, pero cuestionaron que el despliegue táctico de las fuerzas especiales
con la cantidad de hombres y con los equipos adecuados para enfrentar a un
comando de atracadores entrenados y con armas de alto poder, no se había dado
ese mismo jueves. A esto se sumó el análisis del límite de la Ley de Armas para
la Policía, que impide usar calibres de alto poder. Las FFAA sí pueden.
Esas son algunas conclusiones del exdirector de la Fuerza
Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) Juan Carlos Ramos y del ex
comandante departamental de la Policía Rolando Fernández, quienes alertaron de
la acción de una banda con habilidades tácticas y de planificación.
Al diálogo se invitó a Suárez, pero se excusó por estar
en las tareas de búsqueda. El ministro de Gobierno, Carlos Romero dijo que el
Gobierno invirtió Bs 40.000 millones para equipar a la Policía; que cada año el
Estado destina unos Bs 3.000 millones para manutención, que hay varias tropas
de élite y que incluso capacitan a oficiales de otros países (por ejemplo,
Garras), pero que quizás fue “apresurada” la primera reacción sin armas
apropiadas; que lo ideal habría sido que las fuerzas especiales lleguen el día
del atraco. Y la banda estaba bien armada.
“Usaron municiones capaces de perforar el blindaje. Así
destruyeron el motor. Luego dejaron señuelos para crear ideas falsas de rutas
de fuga. Frente a eso, el mando operativo debió irse al lugar de inmediato”,
observó Ramos. Fernández describe a una mafia extranjera que supo planificar,
huir y emboscar a la primera línea de perseguidores y que dispone de tecnología
sofisticada. “Escuché que los atracadores en Santa Ana usaron un dron antes de
escapar, que cargaban con armas FAL y de nexos con un cártel brasileño”.
El sargento Omar Huayllani, subrayó que el golpe a Brinks
refleja la desventaja con la que se enfrenta al crimen organizado. Para él pasa
por falta de personal. Hay unos 5.000 policías en Santa Cruz, más de 4.000 en
la capital. Como todos, los policiales también tienen horas de descanso y
turnos, vacaciones y bajas. Así que en funciones efectivas a diario se tiene a
la mitad. Su número parece insuficiente para abastecer a 3.000.000 de
habitantes de Santa Cruz. “Y encima nuestros sueldos son bajos”. Bs 1.600 para
los recién egresados y de Bs 3.800 para suboficiales con años de servicio,
calcula Huayllani.
Romero cree que la dificultad para responder fueron
distancias y tiempos. “Si las unidades tácticas hubiesen intervenido en el
enfrentamiento en Santa Ana, los atracadores no habrían podido escapar. Es
decir, recursos hay”, argumenta.
La Ley de Armas
Fernández sostiene que la Ley de Armas desarma a la
Policía. La prueba para él fue el enfrentamiento de Santa Ana. La ley dice que
la Policía “está prohibida de tener o usar armas de uso militar, salvo aquellas
unidades especializadas, previa autorización expresa del Ministerio de
Defensa”. Para el ministro hay algo de celo institucional en esa mirada de la
norma que, para él, es equilibrada, porque además se pueden coordinar
operaciones entre las FFAA y la Policía. Para Ramos, si la Policía no tuviese
esa restricción, quizás habría capturado a la banda en Santa Ana
El
Deber / Ruy D’Alencar
Ven que la mafia extranjera desnudó la realidad policial
Reviewed by Fabian
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6:03:00 a.m.
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