Bolivia sufrió 253 agresiones por parte de Chile desde 1825

Tanques chilenos en los ejercicios militares Huracán 2015. Las prácticas se realizan de forma periódica y en ocasiones, como en 2016, con presencia de soldados de Estados Unidos. Foto: Archivo Gonzalo Pérez Bejar

El experto en Seguridad del Estado, general Luis Fernando Alcázar Chávez, indicó que Chile agredió a Bolivia en 253 oportunidades, y que estos hechos generaron 601 efectos o consecuencias.

El tema de las agresiones surge a la palestra a partir de la detención de nueve ciudadanos bolivianos (dos efectivos del Ejército y siete funcionarios de la Aduana Nacional) cuando luchaban contra el contrabando en la frontera con el vecino país, el 19 de marzo.
Los funcionarios bolivianos fueron detenidos de forma violenta y acusados por los presuntos delitos de robo con intimidación, porte ilegal de armas y contrabando (según norma chilena).

Desde el 22 de marzo, los nueve bolivianos están detenidos de forma preventiva en la cárcel de Alto Hospicio, en Iquique, región de Tarapacá, por decisión judicial.

Como consecuencia de los innumerables pronunciamientos de autoridades bolivianas por la injusticia cometida, el gobierno de Chile decidió no dar visa al ministro de Justicia y Transparencia Institucional, Héctor Arce; anteriormente les había negado el documnento al ministro de Defensa Reymi Ferreira, a los presidentes del Senado José Alberto Gonzáles y de Diputados Gabriela Zapata, la misma suerte corrió el inspector General del Ejército, Williams Kaliman.

Ésa es una de las más de dos centenas de agresiones que sufrió el pueblo boliviano de parte de las autoridades chilenas, sostuvo el general Alcázar, quien con el borrador de su nuevo libro, referido a este tema, expuso a Democracia Directa los alcances que tiene toda la relación accidentada de ambos países, que —producto de su investigación— se inicia en 1825 con una invasión pacífica a los yacimientos de guano en el litoral boliviano.

Pero una de las grandes agresiones —sostuvo— fue la que se cometió bajo la propuesta del ministro de Economía, Manuel Rengifo, que permite a Chile adueñarse de los depósitos de guano de Mejillones y todas las islas adyacentes. “A partir de ese año, de 1842 a 2017, son 252 agresiones”, refiere.

Alcázar describió que las agresiones más numerosas se dieron en el ámbito diplomático, a consecuencia de los compromisos que asumió Santiago para resolver la mediterraneidad boliviana, pero que nunca se concretaron.

“Hay promesas incumplidas, hay agresiones de tipo económico, agresiones de tipo diplomático, de tipo territorial, del uso de la fuerza militar, amenazas directas, amenazas indirectas, es decir, un cúmulo de actitudes de Chile que no responde a una voluntad explícita de diálogo”, señaló.

Sin embargo, el jefe militar aclaró que la controversia entre ambos Estados no está dirigida al pueblo chileno, sino a las autoridades políticas que se han acostumbrado a llevar adelante su política por la razón o por la fuerza.

En resumen, la agresión, disputa o amenaza prevaleció, y en pocas oportunidades, Chile mostró cierta voluntad de encontrar una solución al problema marítimo (1895, 1920, 1926, 1941, 1950, 1975 o 1987).

La demanda en la CIJ
Para el militar, la acción asumida por el Gobierno, dirigido por el presidente Evo Morales, de demandar a Chile en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que tiene su sede en La Haya (Holanda), “rompió el equilibrio de la diplomacia chilena porque se tomó la iniciativa”.

“Eso ha generado una crisis en Chile que los ha llevado a adoptar una posición eminentemente agresiva, porque notamos que hay una estrategia particular del Canciller de Chile de relacionar todos los acontecimientos con la política, y eso nos refleja que hay una carencia de argumentos sobre el problema marítimo”, afirmó.

Sin embargo destacó que en este tema se debe impulsar una política de Estado enfocada en  la defensa y seguridad, de la misma manera que se aplica en Chile, a eso se debe la rigurosidad de sus acciones cuando se trata de la demanda boliviana.

Alcázar subrayó que la diplomacia de los pueblos es una oportunidad porque permite a los componentes sociales de los estados mantener una relación más fluida.

Mal vecino
La docente universitaria y experta en Política Internacional Diana Borelli partió del criterio de que los vínculos diplomáticos entre Chile y Bolivia “no han sido de los mejores en los últimos años”, porque las autoridades chilenas “siempre se encuentran en un papel belicoso y de mal vecino”.

“Creo que no se dan cuenta de que todos los problemas han sido creados por ellos mismos.  Ahí está el tema de las aguas del manantial Silala o desvío de las aguas del río Lauca, poner obstáculos al libre tránsito de mercadería, que vulnera el Tratado de 1904”, detalló la docente universitaria.

El exsenador del Estado Adolfo Mendoza sostuvo que las agresiones chilenas son una política que no varió “desde los tiempos de la dictadura y que muestra su rostro fascista”.

Como consecuencia de este comportamiento —dijo Mendoza— se evidencia el no respeto de los derechos humanos bajo una política de amedrentamiento, vinculada a la decisión de Bolivia de demandar a Chile en el principal órgano judicial de las Naciones Unidas.

Hay una profunda “desesperación (de Chile) que se expresa en una intolerancia manifiesta con rasgos racistas, xenófobos o regionalistas, que pone en duda la tolerancia democrática y política”, afirmó.

En tanto, el sociólogo Jhonny Peralta dijo que las agresiones chilenas —como hacer quitar la pollera a una mujer o sacar los pantalones a un padre de familia— demuestran que la oligarquía chilena busca la exclusión del otro.

“La oligarquía chilena demuestra al mundo que es incapaz de reconocer que existen otras culturas en el mundo”, opinó Peralta.

Señaló que “está reproduciendo una estructura de dominación e incapacidad de reconocer que existen otras culturas, como sucede en el caso de los Mapuches”.

Efectos de las agresiones

·         Se contabilizan 134 agresiones diplomáticas, que incluyen los compromisos de los gobiernos de Chile para hallar una solución al problema del enclaustramiento y 73 burlas de la diplomacia chilena.
·         Son 27 agresiones relacionadas con el agua dulce, entre ellas destaca el desvío de las aguas del río internacional Luca.

·         Se cometieron 12 agresiones a la seguridad general de Bolivia, 22 al comercio boliviano, 11 a militares navales, 13 territoriales y 11 verbales.

·         Se reportaron 10 amenazas militares terrestres, se evidenciaron 31 empleos de poder militar, 29 incumplimientos de instrumentos jurídicos, 13 usurpaciones a la soberanía boliviana, siete presiones diplomáticas, siete ocupaciones y 12 espionajes.

·         El registro de los hechos fue realizado por el experto en Seguridad del Estado general Luis Fernando Alcázar Chávez, quien en breve presentará un libro sobre esta temática.

La Moneda y el veto a la mujer de pollera 

Las constantes agresiones de las autoridades chilenas al pueblo boliviano son “un despropósito” que emprendió el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet en contra de Bolivia, afirmó el viceministro de Autonomías, Hugo Siles Núñez del Prado.

Las expresiones fueron emitidas luego de conocer que el Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet negó la visa a los presidentes de las cámaras de Senadores, José Alberto Gonzales, y de Diputados, Gabriela Montaño, además del Inspector General del Ejército, Williams Kaliman.

A estos hechos se suman además las agresiones con tinte discriminador que sufrieron los padres de Brian Quenallata: a su mamá, Basilia Mendo, le sugirieron que en otra oportunidad se ponga una falda en lugar de pollera si quiere volver a la cárcel de Alto Hospicio, y a su padre Constancio Quenallata los guardias de la cárcel le obligaron a que se saque los pantalones porque está prohibido el ingreso con ropa de color plomo.

En tanto, a la hermana de Karl Guachalla le observaron el color de sus prendas y le obligaron a que alquile otra ropa.

Cambio / Mariana Pérez