Buscan a falsa curandera que duerme a víctimas para robar

DESCRIPCIÓN. Las víctimas de robo de la mujer que se hace pasar como naturista, describen a la malhechora de mediana estatura, tez blanca, cabellos rubios y acento beniano. La falsa naturista hace beber un mate de manzanilla con sustancias somníferas.

Haciéndose pasar como naturista, una mujer ha robado en tres viviendas, indicando a los dueños de casa que es una maestra y además naturista en busca de una habitación para arrendar, pero que en la charla ofrece una infusión de manzanilla a sus víctimas, con lo que deja en estado inconsciente, para de esa forma robar dinero, joyas y artefactos electrónicos de las viviendas. Durante el fin de semana se reportaron dos mujeres que sufrieron el robo de 9.000 bolivianos, joyas, teléfono celular, entre otras pertenencias.

 En el primer caso, haciendo referencia a una mujer que llegó indicando ser del Beni y que tenía un remedio para la enfermedad de la mujer, que guardaba el dinero para hacerse operar. En otro caso, una comerciante sufrió la pérdida de dinero, joyas de ella y de sus hijos y artefactos electrónicos luego de que la mujer le ofreciera un mate de manzanilla con un aditamento para aliviarle un malestar; luego de ingerir el mate, la mujer recobró su conciencia cuando ya estaba en un centro médico, hasta donde fue auxiliada por el estado en que quedó.

“Entró esta señora buscando un cuarto en alquiler, diciendo que ella iba trabajar en un colegio que está cerca”, señaló Adela Pimentel, mencionando que el dinero robado por la falsa curandera era para operar a su madre. Pimentel que vive en el barrio Santa Rosa, zona kilómetro 6 de la doble vía a La Guardia, mencionó que la mujer, igualmente, señaló que la mujer dijo que venía del Beni y que las hierbas que tenía eran buenas para curar la enfermedad que padece su madre. Ayer se conoció de una tercera víctima de la falsa curandera, ya que, nuevamente, usando el mismo cuento, convenció al propietario de una vivienda de donde terminó robándose electrodomésticos.

El Mundo