“Martirio”, según el diccionario plurinacional
En la curiosa neolengua que el evismo le ha ido
imponiendo a Bolivia en más de una década, las palabras pierden su valor
genuino y son sustituidas por la posverdad generada desde el poder.
Así, según Evo Morales un “mártir” ya no es alguien que
muere por una causa justa, sino que también puede aplicarse este vocablo a
funcionarios capturados en un país vecino mientras ejercían una versión muy
dudosa de sus tareas, sin que hayan sido afectados en lo más mínimo sus signos
vitales.
Recordemos también otras expresiones de este “diccionario
plurinacional”:
Capitalismo andino: fórmula económica por la cual los
empresarios son malvados si critican a Evo y buenísimos cuando hacen negocios
con funcionarios del gobierno.
Coca: en el Incario, hoja de consumo VIP para nobles y
sacerdotes, democratizada durante la Colonia.
Cocaína: algo que estamos combatiendo efectivamente y que
por eso cada día hay más.
Democracia: invento capitalista, sustituido por la
democracia comunitaria basada en el consenso obligatorio.
Descolonización: eliminación de logros de la cultura
universal que perjudican a nuestro proyecto de eternización en el poder
(libertad de prensa, Estado de Derecho, economía de mercado, pensamiento
científico, etc.).
Emapa: instrumento fallido para estatizar el comercio.
Imperialismo: injerencia de un Estado en los asuntos de
otro. Esto no se aplica al gobierno del hermano Raúl Castro, sino pura y exclusivamente
a los Estados Unidos.
Indígenas: ciudadanos de primera clase en los papeles. En
la práctica, tropa de choque que si se desvía de nuestras directivas puede ser
convenientemente flagelada.
Neoliberalismo: pernicioso sistema que concentraba la
riqueza en manos de unos pocos empresarios privados y que hemos sustituido por
un sistema que concentra la riqueza en manos de unos pocos burócratas.
Nueva Constitución: norma de aplicación selectiva, que
implementamos en todo aquello que convenga al copamiento total del poder.
Movimientos sociales: valerosos luchadores cuando
hostigan a nuestros opositores y traidores financiados por el imperio cuando
protestan contra nuestras medidas.
ONG: burocracia paraestatal que tuvo un papel fundamental
en la formación de nuestros cuadros y tropas de choque. Ahora hay que
controlarlas o disolverlas, para que nadie más pueda subir por esa escalera.
Plurinacionalidad: sistema político-territorial que
sirvió para distorsionar el régimen autonómico y que luego archivamos para no
perjudicar al Estado centralista.
Pollo: alimento imperialista que provoca homosexualidad,
cuyo consumo le estamos restringiendo a un importante personaje de nuestro
gobierno.
Proceso de cambio: bonito nombre con el que bautizamos a
nuestro régimen y que sirve para descalificar a los críticos como “enemigos del
proceso de cambio”.
Separatismo: algo que nunca existió en Achacachi, sólo
practicado por revoltosos de tierras bajas.
Terrorismo: método del que somos absolutamente inocentes,
ya que el EGTK fue un simple círculo de reflexión filosófica.
Elección judicial: votación entre candidatos del mismo
partido, sin veedores de la oposición y con prohibición de hacer campaña en
contra.
Mujeres: personas útiles para hacer rimas (“mujeres
calientes, Evo presidente”, “mujeres aguantan, Evo no se cansa”, etc.).
Prensa: instrumento de la oligarquía que usamos para
llegar al poder y que ahora buscamos controlar para no abandonarlo.
Rebelión: algo que aplaudimos cuando pasa en los países
capitalistas y que llamamos “conspiración derechista” cuando nos toca en casa.
Sindicato cocalero: organización suprema del Estado.
TIPNIS: Territorio de Inminente Producción de Narcóticos
e Indígenas Sobrantes.
Violencia: deporte revolucionario que el vice García
Linera recomienda a los jóvenes bolivianos.
Embajada: premio al fracaso.
Estado de derecho: arcaísmo colonial que hemos sustituido
por los “derechos del Estado”.
“Martirio”, según el diccionario plurinacional
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