Familia argentina vivió una pesadilla en Bolivia
La familia Silva sufrió un accidente en Bolivia mientras
viajaba para realizar la peregrinación de la Virgen de Urkupiña en la localidad
de Cochabamba. Si bien el siniestro ocurrió hace semanas, la familia planteó la
desatención que padeció en el vecino país.
Lo que tenía que ser un viaje de renovación del pacto de
fe con la Mamita -así la nombran a la Virgen-, terminó como una pesadilla para
estas salteñas. Silvia de la Silva, junto a su hija Patricia y su nieto, el
domingo 13 de agosto, habían emprendido el último tramo del viaje que iba desde
Santa Cruz de la Sierra hasta Cochabamba. Cinco minutos antes de llegar a la
terminal de la localidad boliviana, la familia que viajaba en un colectivo de
una empresa local La Veloz del Valle vivió un infierno.
El ómnibus que las transportaba tuvo un accidente
mientras subía el puente hacia una autopista en la zona Muyurina. El colectivo,
que se presume iba a gran velocidad, cayó hacia la calle de abajo y se arrastró
unos 200 metros. Luego se precipitó del lado izquierdo, ocasionándole el
vuelco. El siniestro se registró a las 5 y el saldo del accidente fue un niño
muerto y 20 personas heridas, entre las que se encontraban estas salteñas.
Esos minutos fueron una pesadilla para la familia Silva.
Ellos iban durmiendo y se despertaron con el accidente.
El
drama
"Cuando estábamos a cinco cuadras de llegar a la
terminal nos despertamos con un griterío y una lluvia de vidrios. Nos decían
que no nos movamos mucho porque el colectivo se podía caer y en ese momento, el
colectivo cae. Como nosotros estábamos durmiendo, pensábamos que estábamos
cayendo al precipicio, nunca nos imaginamos que iba a ser en la ciudad",
declaró Silvia, quien amablemente recibió en su casa a El Tribuno, y relató los
momentos traumáticos que vivió junto a su hija y nieto de 9 años.
Después del accidente, lo primero que hizo Silvia fue
cobijar a su hija y a su nieto para asegurarse de que se encontraran bien y
tranquilos.
"Yo estaba toda lastimada, sentía un golpe acá (se
señala la cabeza) y mi hija estaba tirada con un fierro que le atravesaba el
brazo. Pedí que saquen a mi nieto por una ventanilla, mientras tanto trataba de
ayudar a mi hija que estaba boca abajo", relató la mujer.
Por el accidente, Patricia sufre un ataque de nervios.
Ante esta situación, Silvia comenzó a gritar desesperada para que la ayuden
porque eran los últimos que quedaban en el colectivo.
"Cuando logro que la saquen a mi hija, la sientan en
el borde del colectivo; ya habían llegado la policía y la ambulancia. Mi nieto
me gritaba desde arriba y me pedía que lo ayude, entonces voy a verlo y me dice
que tenía frío. Pero a mí me preocupaba mi hija porque estaba en un charco con
sangre", describió Silvia. Y agregó: "Yo la veía mi hija que se
tambaleaba y tenía miedo de que se caiga".
Mientras transcurría su relato, la mujer contó que su
hija tiene un retraso madurativo y un problema de motricidad del lado derecho y
su nieto presenta un problema de inmadurez.
Después de que suben a Patricia a una ambulancia, Silvia
trepa a la parte de adelante junto a su nieto. Siente que es importante que el
menor no vea lo que está pasando, que no se lleve esas imágenes. Los salteños
son trasladados a toda marcha al Hospital Clínico Viedma.
En
el hospital
"Cuando llegamos, me doy cuenta de que estaba toda
lastimada en la parte de la nalga, entonces viene una señora que estaba en la
guardia y me dice que me tape porque estaba con la cola al aire. Lo ven al nene
que estaba descalzo y otra señora va a una camioneta, saca un par de colchas y
lo comienzan a cobijar. Me querían atender, pero yo quería saber cómo estaba mi
hija, entonces no me dejaban entrar, estaba afuera de la guardia", narró
la mujer.
Durante esas horas, que parecieron eternas, Patricia
queda internada por dos días porque tenía una herida muy profunda en el brazo
que iba desde la clavícula hasta debajo de la axila. "A mí me dicen que yo
me tenía que quedar internada, el tema era que si yo me quedaba, ¿qué hacíamos
con mi nieto? Porque estabamos solitos. Un médico del hospital me comparte
internet entonces logro comunicarme con una persona para que avise a mi familia
y allí se comienzan a interiorizar de lo que nos había pasado", explicó Silvia.
En todo momento, la atención en el hospital boliviano fue
de mal en peor, pero eso no fue lo más escandaloso que tuvo que atravesar esta
familia que se encontraba sola y sin dinero en otro país. "Nosotros la
queríamos traer para acá porque ella quería volver. Entonces averiguamos y nos
dijeron los riesgos que significaba pero como tampoco no se la estaba medicando
decidimos irnos igual. Patricia estaba toda ensangrentada porque no la habían
limpiado", explicó la mujer.
Al principio, habían pensado que podrían utilizar el
avión sanitario de la Provincia, pero desde el Gobierno le contestaron que el
avión no podía hacer ningún vuelo afuera del país. Como no querían perder
tiempo, trataron de manejarse con sus propios medios. Pero ahí surgía una nueva
traba que era conseguir la autorización de viaje para que el aeropuerto
autorice el vuelo. "El médico tenía que autorizar y estaba por todos lados
menos donde tenía que estar, así que tuvimos que hacer todos los trámites
burocráticos", añadió.
Cuando pudieron solucionar todo la papelería se llevaron
una sorpresa aun mayor; se enteraron que tenían que pagar 10.000 pesos para
poder sacar a su hija del hospital. "Supuestamente era por todo lo que se
había usado pero a mí también me hicieron una lista de cosas que tenía que
comprar y sé que no usaron nada. Tuve que pagar 10.000 pesos por estar
internada dos días, desde el lunes a la mañana hasta el miércoles a la tarde. A
la plata no la tenía y me la prestó la gente que fue a verme", relató.
Gracias a la ayuda que recibió de salteños que habían viajado a la procesión
pudo sacar a su hija del hospital.
Una situación insólita ocurrió justo después de que firmó
el alta voluntario, a las 17.
"Ella estaba con medicación. Tenía dos sachés
puestos y en el mismo momento que firmé, viene una enfermera y los cierra. Le
pregunto porque le cierra los sueros si todavía no la llevábamos y me dice: en
el momento que ustedes firman el alta voluntaria se suspende todo lo que es
medicación y atención médica", contó la mujer.
La
empresa no se hace cargo tras el accidente
Esta joven de 29 años, que había sufrido un accidente
horrendo, estuvo dos horas sin medicación.
En un vuelo regular de la línea aérea BOa, partieron los
tres accidentados hasta la localidad boliviana de Tarija. Desde ahí, regresaron
a la provincia en auto. Dejaron atrás, una de las peores experiencia que
tuvieron que vivir.
Pese a que ya se superó la peor parte, la pesadilla
continúa para la familia Silva. La empresa de transporte boliviana no se hizo
cargo del accidente ni de ninguno de los gastos que tuvo en Bolivia. Es más, la
compañía transportista se declaró en quiebra después del choque. Silvia dejó un
poder a un conocido que vive en Bolivia para que continúe con el tema del
seguro pero no tiene muchas esperanzas. “Esa persona trató de averiguar con el
dueño de la empresa que le dijo que estaba en quiebra y que no tiene manera de
ayudarnos porque no se quieren hacer cargo de la nena fallecida y una que
perdió el brazo”, remarcó.
Ahora le toca la parte judicial, y quizás la más compleja
al no tener recursos y es por eso que necesita la ayuda de todos. La mujer
contó que en el hospital le recomendaron que consiga un abogado que tenga
matrícula habilitada para trabajar con el Mercosur para ver el tema del seguro.
“La empresa no se hizo cargo absolutamente de nada. Yo
quiero saber qué tengo que hacer o a quién tengo que recurrir”, señaló.
Familia argentina vivió una pesadilla en Bolivia
Reviewed by Fabian
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6:26:00 a.m.
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