La historia detrás del autor del ‘No es que te ralles así’
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Hiphopero. Ronald en puertas de su casa en la calle
Eliodoro Villazón de la zona 2 de Febrero de Villa Adela, El Alto. Allí vive
junto a su madre y cinco hermanos. Foto: Marco Basualdo
Ronald Ramos
es el muchacho que se hizo famoso tras pronunciar una frase que ha sido grabada
en ritmos de cumbia y electrónica.
Ricardo es el
gran “culpable” de todo. Activó la cámara del celular y empezó a grabar la
conversación de Ronald durante una reunión de amigos, donde el alcohol condujo
a estos chicos de gustos hiphoperos a desinhibir su timidez. Se trataba de una
cuestión de códigos de barrio. Alguien no saludó o se olvidó de responder al
saludo para que Ronald se explayara sobre esos temas que tienen que ver con la
lealtad entre camaradas, entre “carnales”, según el nuevo argot de una
generación influida por la cultura chicana.
Y esos 11
segundos del video editado fueron suficientes para que su fama trascendiera los
límites del barrio 2 de Febrero, en Villa Adela, El Alto. Su amigo le dijo que
podría compartirlo en YouTube y él respondió que lo haga, “que qué siempre
podría pasar”. Lo cierto es que es uno de los videos más vistos de este 2016
que se va, con más de cientos de miles de visualizaciones hasta la primera
quincena de diciembre, que derivaron en una serie de entrevistas y hasta
versiones de su irrupción en las redes a ritmos de música cumbia y electrónica
con su memorable frase como corolario: “No es que te ralles así”.
Ronald Ramos
es alteño de nacimiento clase 1997 y siempre vivió en ese barrio de calles
empedradas y casas de una sola planta en su generalidad. Allí, el sol quema,
pero el viento alivia la falta de arboleda. Ronald, de corte rapado en los
costados, muy a la moda, es el segundo de seis hermanos y en el pasado las
carencias marcaron la vida de su sacrificada familia. Quien le sigue tiene 17 y
el último de ellos apenas cinco, con dos mujeres en el medio. De niño lo
inscribieron en la unidad educativa Cuerpo de Cristo Fe y Alegría de su barrio,
en cuyas aulas se sentaba siempre al fondo por temor a que los profesores de
turno lo embistieran con preguntas. Siempre fue un chico muy tímido.
Ruptura
Si bien nunca
hubo abundancia, Ronald cuenta que su hogar era de lo más normal hasta que sus
padres decidieron que les había llegado el momento de la separación. Esto
ocurrió en 2011 y fue un duro golpe para él y sus hermanos, pues al desaparecer
la imagen paternal, su madre, Valeriana Mamani (42), tuvo que hacerse cargo de
los destinos de la familia. Entonces los chicos empezaron a aportar con su
trabajo, en algunos casos ocupaciones muy duras como la de la construcción,
rubro al que se dedicaron los dos hermanos mayores.
“Había que
ayudarle a mi mamá, entonces mi hermano me llevaba a algunas casas en
construcción por la zona Sur de La Paz; yo hacía de ayudante de albañil y con
mi sueldo empecé a aportar para ayudarle a mi mamá”. Ronald es un buen hijo. Se
refiere a su madre con enorme cariño y respeto, y dice que si no fuera por
ella, que trabaja desde las siete de la mañana en una pensión de Villa Adela
hasta llegada la noche sin descuidar los quehaceres de la casa, su vida y la de
sus hermanos ya se hubiera descarriado.
“Ella es la
primera en despertarse a las cinco para preparar el desayuno. Alista a mis
hermanos para que vayan a estudiar y yo me preparo para ir a trabajar”. Ronald
y los suyos conviven en un cuarto de cuatro por seis, construido en adobe y con
algunas ventanas de vidrios rotos cuyos vacíos son cubiertos con posters para
contener el frío. Dicha vivienda, que hace de comedor, cocina y dormitorio, es
alquilada por un dueño de móvil de radiotaxi, cuya casa parece un gran canchón
con un enorme patio en su centro, donde animales domésticos, como la perra
Matilda y la gata Princesa, comparten con los niños que habitan en la humilde
morada.
“Es buen
chango y juega bien nomás al fútbol”, dice José Luis Fernández, uno de los
“carnales” de Ronald, amigo de su infancia y junto a quien compartió sus días
de escuela. Y es que obligado por las circunstancias, Ronald tuvo que abandonar
los estudios una vez cursado el 7° de primaria. “Es una lástima que se haya ido
del ‘cole’, pero yo le entiendo, se ha puesto a trabajar y le está yendo bien”,
dice su también vecino con una suerte distinta, pues él continúa estudiando.
“Es un
trabajo pesado, pero no había otra; entraba a las ocho de la mañana, así que a
las seis ya tenía que salir de aquí. Trabajaba hasta las seis de la tarde y
llegaba a mi casa a las ocho de la noche, directo a dormir y así imposible
estudiar”, dice Ronald, quien en los últimos meses conoció el rubro de la
amplificación. Su gusto por la música lo llevó a relacionarse con un joven
empresario que necesita de los servicios de Ronald para atender sus eventos. “A
mí me gusta el hip hop, mi preferido es Snoop Dogg, así que también sueño con
cantar”. Pese a las adversidades, Ronald es un muchacho con ilusiones vivas.
Pero no por
ello un incauto. “Yo sé que no volveré a estudiar, es muy complicado por la
situación de mi familia porque tengo que ayudar a mis hermanos, y para eso se
necesita plata”. En el video que lo hizo una celebridad, Ronald se muestra muy
suelto, tocado por los tragos baratos que pueden comprar él y sus amigos. Pero
en su lucidez es un muchacho por demás introvertido, de hablar pausado y mirada
furtiva.
“Además del
fútbol, aquí no hay muchas cosas por hacer; yo creo que por eso los changos
tomamos. No es por justificar, pero siempre terminamos reuniéndonos para tomar
un traguito. Obviamente no está bien emborracharse, pero así es nuestra gente;
cuando tomamos recién entramos en confianza. Y las chicas también toman”.
Ronald habla
por toda una generación con escasas oportunidades, de una sociedad que convive
con el alcohol y sus trágicas consecuencias. Estadísticas de la División de
Menores de la Policía Departamental de La Paz y la Fuerza Especial de Lucha Contra
la Violencia (FELCV) refuerzan la idea al informar que los jóvenes aprenden a
beber con familiares y amigos, y que el 50% ha consumido por primera vez en su
hogar. El barrio 2 de Febrero no escapa a ese patrón.
“Es cierto,
los changos nos reunimos a servirnos unito, pero a veces es otro y otro”,
confiesa Ronald.
Pero la
música también es su caño de escape. Se divierte al saber que los temas
remixados con su frase son más escuchados que muchas canciones oficiales y
sesudamente lanzadas al mercado. La noche en que su disertación fue grabada,
los chicos escuchaban hip hop y también algo de cumbia. “Es que se han rayado,
al final no sé si fue por no saludar o porque le querían pegar a mi amigo
Jorge. El Ricardo me había grabado y después me dijo que lo iba a subir a la
internet, yo le he dicho que lo suba, que qué me importa. No creo que me haya
querido dañar, tal vez le ha parecido que era chistoso nomás”, dice Ronald.
“Yo no te
estoy mamando hermano, así, así, ¡oye Jorge! (...) si aquí me he pasado directamente
carnalito (...) No, no es eso no, no es para que te rías, no es para que te
rías carnal, eso no es para que te rías. Así yo te voy a decir, te respeto como
un quik carnal. Si vos quieres rajarte, rajáte, pero con el Jorge ¡no es así!
(...) porque él me conoce desde changuito, él ha salido promoción, ha sabido
respetar a todos, pero no es que te ralles así, reyito, riyéndote ja-ja-ja. No
es así, vas a disculpar carnal” (sic), se le escucha decir en el video completo
de 59 segundos, tiempo récord y suficiente para hacerlo viral y una eminencia
en la volátil existencia en las redes. “Me he enterado en Cochabamba, estaba
trabajando con la amplificación armando unos escenarios y una amiga me dijo que
me había visto”. Hoy sus días son distintos, pues su celular no ha cesado de
recibir mensajes de conocidos y desconocidos que desean saber más de él.
Incluso en su lista figuran chicas y chicos que quieren conocerlo y ser amigos.
Como Ricardo, aquel vecino que es el gran “culpable” de todo.
La Razón / Marcos Basualdo
La historia detrás del autor del ‘No es que te ralles así’
Reviewed by Fabian
on
7:14:00 p.m.
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