Turba cuelga a un hombre acusado de asesinato en San Julián
Negó ser parte del crimen de negro, Johnny Pizarro aseguró ser inocente de la acusación
Los sindicados de participar de un hecho de sangre fueron
golpeados y juzgados por la gente, que no confió en las autoridades ni en las
acciones que llevaron adelante la Policía y la justicia
Una turba enardecida acabó ayer con la vida de un hombre
acusado de haber sido partícipe del crimen de Wilfredo Alejandro Gómez, un
adolescente de 17 años, al que encontraron sin vida el 13 de abril a 23
kilómetros de San Julián, población en la que el muchacho trabajaba como
mototaxista.
Una vez más este municipio, ubicado al noreste del
departamento, volvió a ser el escenario de la violencia que vivió con otros
ajusticiamientos que datan de octubre de 2006 y marzo de 2008. El hecho más
reciente de la forma con la que algunos de sus vivientes cobran los hechos de
sangre, se vivió en mayo de 2012, cuando acabaron con la vida de Sixto González
Pacheco, acusado de matar con varias puñaladas a Ángel Montaño Fuentes.
Ayer la historia de intolerancia, desborde de violencia,
falta de autoridad y nulo auxilio estatal para el acusado de un crimen, se
volvió a escenificar en la plaza principal de este pueblo, que tiene poco más
de 14 policías que en la pasada jornada trataron de contener a más de 500
personas, que solo se calmaron cuando dejaron colgado y sin vida a Johnny
Pizarro Miranda, un hombre de 38 años, que la mañana del domingo había sido
detenido junto a otras tres personas, sindicadas de asesinar a Gómez.
Rodearon
la comisaría
Desde ayer temprano una muchedumbre tomó la Policía de
San Julián y sacó de la celda a los cuatro sospechosos de un asesinato para
castigarlos públicamente.
Los juzgados eran Pizarro, Alex Alejo Bolívar (24),
Isaías Estrada Sejas y Wilson Trujillo Enríquez, estos últimos detenidos en
Montero. Todos habían sido apresados como consecuencia de una investigación
policial, que el Ministerio Público llevaba adelante para esclarecer la muerte
del adolescente.
Sin embargo, la turba comenzó a tejer sus propias
conclusiones de lo que había sucedido y luego de escucharlos decidieron
golpearlos y tomar justicia por mano propia, pese a que la autoridades ya
estaban a cargo del hecho.
Pizarro y Bolívar fueron brutalmente golpeados, al
extremo de que al segundo lo dejaron gravemente herido y gracias a que su
familia evitó lo peor, ahora es atendido en un centro de salud de la ciudad.
Trujillo y Estrada lograron ser retirados del lugar por
los policías y los llevaron a un sitio seguro, de acuerdo con la información
brindada por el fiscal Renzo Estévez, encargado de las pesquisas del caso que
motivó la revuelta de la gente en San Julián y que no pudo evitar el crimen de
Pizarro.
Incluso el representante del Ministerio Público,
accediendo a las presiones de la turba, presentó en una audiencia de medidas
cautelares atípica a los cuatro sospechosos, que por orden de un juez fueron
enviados al penal de Palmasola con detención preventiva.
El dictamen judicial no calmó a la gente y al cabo de la
audiencia de los procesados se abalanzó contra ellos, ante los vanos intentos
de las autoridades (policías y el fiscal Estévez) para evitar el crimen.
El fiscal Estévez manifestó que el diálogo no tenía
cabida y los que lideraban la multitud amenazaron con linchar a todo el que
vieran sujetando en lo alto un celular para graficar la macabra escena.
“Tenemos que matarlos porque si no nos van a delatar”, se le escuchó decir a
uno. Los medios de prensa también tomaron distancia para evitar agresiones.
El sacerdote Ruperto Rodríguez, que fue párroco de San
Julián, consultado por EL DEBER recordó que en 2007 no logró salvar la vida de
un joven que fue acusado de robar una motocicleta y luego de ser torturado,
murió en la misma plaza donde ayer Pizarro acabó colgado. “Nunca me sentí tan
impotente e incapaz, por no poder defender la vida de una persona. Aquella
noche del crimen tuve miedo, confíe mi vida a Dios”, recordó el religioso.
Sin
autoridad en el pueblo
Pasada la violencia y cuando la noche cubrió el pueblo,
desde Santa Cruz el comandante departamental de la Policía, Rubén Suárez,
ordenó que los policías se replieguen hasta el municipio de Cuatro Cañadas.
El fiscal departamental, Fredy Larrea, pidió que su
colega Renzo Estévez vuelva a la capital, por lo que hoy San Julián amaneció
sin autoridades policiales, ni judiciales, en espera de que la justicia
identifique a los autores de un nuevo asesinato por mano propia.
Una
larga agonía
Detenido
Pasó
la noche preso
Johnny Pizarro Miranda, junto a Alex Alejo Bolívar,
Isaías Estrada Sejas y Wilson Trujillo Enríquez, pasaron la noche del domingo
en las celdas de la comisaría de San Julián. Están acusados de la muerte del
adolescente Wilfredo Alejandro Gómez, al que habrían asesinado por robarle su
motocicleta, que fue encontrada en Montero.
Turba
Primera
confesión
Por la mañana la gente comenzó a llegar hasta las puertas
de la comisaría policial, donde estaba detenido Pizarro y los otros tres
sindicados. Con el pasar de las horas la cantidad de gente fue creciendo hasta
llegar a cientos de pobladores, que exigían escuchar el testimonio de los
detenidos. La presión fue tanta que los cuatro sujetos fueron sacados hasta el
frontis policial, donde la gente los escuchó acusarse mutuamente.
Paseo
Golpeados
por todos
Luego de escucharlos, poco antes del mediodía llevan a
Pizarro junto a los otros detenidos por diferentes calles del pueblo, mientras
la gente los golpea a su paso. Sin embargo, al hombre que terminaron matando,
lo hacen llegar hasta su casa y allí, delante de su familia, lo golpean ya que
para ese momento la multitud estaba segura de que él era el hombre que robó la
moto del adolescente y luego lo mató. Para ese momento ya había pasado el
mediodía y las autoridades, presionadas por la multitud habían aceptado llevar
una audiencia cautelar, pese a que los procesados no tenían un abogado defensor
de oficio.
Detención
Indicios
en su contra
La acusación provisional que hizo el fiscal Renzo
Estévez, en una audiencia atípica realizada en la plaza principal de San
Julián, hizo que una juzgadora ordene la detención preventiva de los cuatro
acusados y se ordene su encarcelamiento en el penal de Palmasola. Todas las
autoridades esperaban que luego de esta determinación, la turba se calme y
dejen que la justicia siga el caso, situación que al final no ocurrió.
Golpes
Amenazas
y agresiones
Cuando los policías se disponían a dejar en las celdas de
la comisaría a los acusados, que ya tenían orden de detención preventiva de la
justicia, para que luego sean trasladados hasta la capital, la turba se los
quitó de las manos en varias oportunidades. Los golpearon, los hicieron correr,
incluso agredieron al comandante policial de San Julián, Víctor Benavídez, que
había solicitado apoyo de sus camaradas al ver lo que podía ocurrir. Un equipo
de prensa de Unitel fue encerrado y amenazado de muerte por la turba, que para
ese momento, poco después de las 15:00, ya no entendía ningún tipo de
razonamiento.
Salvados
Evitaron
lo peor
La familia de Alex Alejo Bolívar, que llegó al lugar
donde estaban golpeando a su ser querido, evitó que lo maten y ahora se
recupera en un centro médico. En cambio a Pizarro nadie lo defendió, ya que
antes de matarlo la gente le prendió fuego y fueron los policías que evitaron
que muera quemado.
El
final
Rogó
por su vida
Luego del intento de quemar a Pizarro, el hombre fue
escondido en el dormitorio del jefe policial de San Julián. Pese a esto la
turba lo quería muerto y lo sacó de allí, para hacerlo correr por los
alrededores de la plaza, dejándolo exhausto y pidiendo a quien se tropezaba con
él, piedad y que lo ayuden a acabar con la tortura a la que estaba siendo
sometido. Sin embargo, nadie pudo hacer nada y poco después de las 17:30, la
turba lo colgó en la plaza, para luego huir del lugar y no ver el crimen
cometido.
El Deber / G. Arancibia / B. Vaca / N. Lovera
Turba cuelga a un hombre acusado de asesinato en San Julián
Reviewed by Fabian
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7:01:00 a.m.
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