Vende confites para solventar su hogar y pagar sus estudios
Es un joven ignaciano que prepara y vende confites en las calles desde los ocho años. Ahora estudia en Infocal
La habilidad para preparar los confites de maní dulces y
salados la heredó de su madre, Luisa Coria. Estas delicias de la gastronomía
son elaboradas por Lindomar Aramayo Coria, que a diario está en las calles
ignacianas vendiendo su producto. Sus herramientas son el horno para tostar el
maní y basijas para preparar los ingredientes.
“No me avergüenzo de esta actividad que realizo desde los
8 años, porque el trabajo dignifica; pago mis estudios, mis gustos, ayudo a mi
familia, mantengo a mi hijo de cuatro años porque soy soltero”, comenta
Lindomar y agrega que sus amigos lo criticaban por su oficio (siendo joven) y
por ello le pusieron el mote de ‘Confi’ del que se siente orgulloso.
Apoyo
Recuerda que los únicos que lo apoyaron fueron sus padres
y sus profesores del colegio Seminario, del que salió bachiller.
Este joven emprendedor, de 27 años de edad, nació en una
familia de artesanos del barro, con el
que por años fabricaron tejas y ladrillos para viviendas.
Su padre,Marcelo Aramayo, falleció hace seis meses, y su
madre, Luisa Coria, continúa con el negocio en su casa, hasta donde a diario llegan los clientes,
especialmente estudiantes a la hora del recreo. Cada cartucho de los confites
de maní con azúcar, empanizado (chancaca) y con sal, cuesta Bs 2. “He creado ya
mi propia marca o sello, pues cuando he ido como atleta a los juegos
plurinacionales en Puerto Suárez y en Roboré he llevado confites por un valor
de Bs 500 y los acabé todos”, indica, Lindomar.
Son seis hermanos, Jenny, Freddy, Marcelo, Eduardo, Roly
y Lindomar, y es el único entre ellos que se dedica a esta tarea.
Este joven emprendedor
sueña con tener su propia microempresa en su casa del barrio San
Antonio.
“Lo que me falta es capital para comprar la materia
prima; el maní subió el kilo a Bs 15. Si tuviera capital llenaría todos los
colegios de confites”, señala.
Expresa que diariamente junta entre Bs 70 y 150, que solo
alcanza para pagar sus estudios de Administración de Empresas, en Infocal. “He
logrado salir bachiller; llevo 18 años en las calles, en los mercados, en las
flotas vendiendo confites y, ahora que tengo 27, sigo en lo mismo, llueva o
truene”, afirma este emprendedor.
Consejo
Dice que hoy los jóvenes no ayudan en sus familias, no
buscan una actividad que les genere ingresos, todo lo quieren asado y cocido de
sus padres; les digo que aprovechen a formarse, porque el tiempo no pasa en
vano. Yo vengo de una familia humilde, con muchas necesidades y ojalá mi
trabajo sirva de ejemplo. Mi aspiración es montar algún día mi propia empresa
para producir confites ‘made in San Ignacio’.
El Deber / Carlos
Quinquiví
Vende confites para solventar su hogar y pagar sus estudios
Reviewed by Fabian
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7:27:00 a.m.
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