Madre de Abigaíl siente culpa por no denunciar años de violencia
Considera que
su culpa en la muerte de su hija fue guardar silencio durante unos 11 años. Si
pudiera volver atrás -sostiene- lucharía por sus tres hijos.
Virginia
Mamani, de 36 años, está igual que el
día en que la aprehendieron por haber permitido que su hija muera. Eso fue el 7
de diciembre y aquella vez también llevaba una beatle verde limón debajo de una
chompa de lana marrón y un buso rojo. Ahora está en el patio de la cárcel para
mujeres de Miraflores, agachada mientras habla de Abigaíl y su expareja.
Hay quienes consideran injusto que ella haya
sido encarcelada pues fue una víctima más de la violencia de un hombre que
ahora está muerto. Pero Virginia cree que se lo merece. "Tienen razón por
meterme acá, porque en parte tengo la culpa por no haber denunciado. Tendría a
mis hijos conmigo y ella estaría viva”.
Su hija murió
la madrugada del 7 de diciembre con el cuerpo molido a golpes. La Fiscalía
señaló como presuntos responsables al padre, José Luis Choque, de 31 años, y a
la pareja de éste, Brígida Mamani. Ambos
golpearon a la niña de siete años y después la llevaron al hospital con
la excusa de que le había caído una lavadora encima.
Virginia fue encarcelada de forma preventiva
porque se le imputó el infanticidio "en comisión por omisión”; es decir
que no hizo nada para evitar el desenlace.
A
puro golpes
La relación
de Virginia con José Luis empezó cuando ella tenía 24 y él 19. Lo conoció por
un amigo, salieron como tres meses y ella quedó embarazada de su primer hijo,
el mayor, Luis. Los golpes fueron desde un principio. "Me insultaba, no me
quería ni su familia porque yo era pobre”.
Después, al mismo tiempo, llegaron las
gemelas: Flor y Abigaíl. A sus hijos los defendía, dice ella, aunque no hay
certeza de que los menores no hayan sufrido violencia cuando vivían con su
madre.
La directora
de Género de la Alcaldía de El Alto, Ana Saavedra, cuenta que Luis y Flor están
en un albergue por el momento hasta que se defina quién tendrá la custodia. Se
nota que son educados, no se trata de chicos "problema”, aunque resalta la
falta de cariño que recibieron de ambas partes.
"Hubo
bastante ausencia de amor tanto del padre como de la madre hacia los niños.
Ellos se portan bien, pero está este asunto, y el que la mamá biológica haya
tenido dos hijos con otra familia, hay que ver en qué año fue eso”, señala
Saavedra.
Virginia no
habla de esos hijos, ni de esa pareja.
Cuando se le pregunta por qué no buscó un novio
dice que no le gustaría que la golpeen de nuevo, que la insulten. ¿Acaso
todos los hombres son iguales? "Conmigo sí, así son”.
Los golpes
por lo general le llegaban cuando le reclamaba a José Luis por sus
infidelidades. Él era minibusero y según Virginia, cuando ella tenía a las
gemelas en su panza él ya andaba con Brígida. La familia de él aprobaba las
palizas. "¿Cómo va a molestar al varón, para qué le reclama? Bien hecho
que la golpee”, recuerda.
Pero lo que
más le dolía, al parecer, no eran los puñetes, sino los insultos, porque cuando
los repite se le corta la voz y le salen
las lágrimas como si todavía le doliera. "Te voy a matar, me estorbas para
vivir con ella, no es como vos, pobre, vieja, me has dado este tipo de wawas”,
le decía José Luis.
Sin hogar
Abigaíl se
convirtió en un ícono de la violencia infantil. Igual que Alexander, quien
murió a sus ocho meses después de ser violado en noviembre de 2014. Pero esos
son sólo algunos de los muchos casos que
hay en el país.
Su madre la recuerda traviesa, le gustaba la
sandía, jugar en el patio y ver Shrek, ese ogro verde.
Cuenta que
cada vez las botaban de la casa en la que vivían, la de sus suegros, con frases
como "tú no eres para mi hijo, no tienes nada”. Hasta que un día se cansó
y decidió marcharse con los tres niños, buscarse un cuarto y trabajar de
ayudante de cocina. Así vivió por varios meses, pero de vez en cuando seguía
recibiendo las golpizas de José Luis. "Me decía que prefería matarme a que
yo esté con otro hombre”.
El 13 de
junio perdió a sus hijos. Su versión es que el padre se los llevó y la amenazó
para desaparecer porque no pensaba pagarle pensiones familiares. Ella calló y
se alejó, "tenía miedo”.
La noche del 3 de diciembre sonó su celular.
Era su compadre y le llamaba para decirle que sus hijas estaban en el hospital.
Al día siguiente encontró a Abigaíl en coma, tendida en una cama con un pañal y
el cuerpo moreteado.
Ella llora y afirma que si pudiera volver al
pasado lucharía por sus hijos. Denunciaría. Saavedra desconfía. "Parece
que ella no sentía culpa. Sabía que su otra hija (Flor) estaba en el albergue y
no fue a verla ni un solo día”.
Desde el 13
de junio que no vio a ninguno de sus hijos despierto, porque a Abigaíl la vio
en coma y magullada. El mismo día en que la niña murió a ella la detuvieron, y
cuando a la pequeña la enterraron a ella la enviaron a prisión.
Sabe que el
padre de sus hijos, con quien pasó 11 años de su vida, está muerto. Lo mataron
en la cárcel de San Pedro. Pero hace mucho que lo dejó de querer. "Lo que
no quiero por favor es que le den la custodia de mis hijos a su familia. Ellos
los golpearán porque les echarán la culpa de lo que le pasó a José Luis”.
Sobre Brígida
dice: "No soy quien para juzgar. No tendría corazón para hacer con sus
hijos lo que ella hizo con los míos”.
Ella quisiera
estar con sus hijos, pero está consciente de que pueden condenarla a 30 años de
cárcel, "eso lo dejo en manos del juez”. Y vuelve a hablar como si pensara
en voz alta. "Yo no hice nada, sólo callarme, eso ha sido mi culpa”.
Un voto para
expulsar a la madrastra por su seguridad
Brígida
Mamani se encuentra bien cuidada en una habitación de Sanidad dentro del penal
para mujeres de Obrajes. Las internas aseguran que tiene un custodio y que no
sale de allí para nada.
Le
llevan la comida, tiene una cama y un baño al alcance.
Pero la presidenta de las delegadas, Deysi
Licona, sostiene que emitirán un voto resolutivo para exigir a Régimen
Penitenciario que ella sea removida a otra prisión, fuera de La Paz, por su
propia seguridad y la tranquilidad de las demás reclusas.
"Acá no
hay garantías para que se quede. Las internas son tranquilas, pero no se puede
correr el riesgo de que esté junto con población, yo no la puedo vigilar todo
el tiempo”, explicó la dirigente.
Cuando Mamani, procesada por el infanticidio
de Abigaíl, fue enviada al penal, las reclusas formaron una barrera al ingreso
para impedir que pase. Al final calmaron sus ánimos después de que Licona
conversó con ellas. La madrastra de la pequeña entró rápido, de noche, directo
a la habitación de Sanidad porque tiene un embarazo de cuatro meses.
Nadie la
conoce físicamente, sólo Licona que la vio una vez para explicarle cuáles son
las reglas allí dentro. Cuando se enteró de la muerte de José Luis en San
Pedro la evacuaron a un centro médico
porque se puso mal de salud. "Volvió con un embarazo de alto riesgo por su
situación emocional”, dice la presidenta.
Con el
antecedente del padre de Abigaíl cuentan que el custodio no se separa de la reclusa. Aunque no ocurre lo mismo con
Virginia Mamani, la madre biológica, según ella misma relató.
"No queremos
que se incremente la seguridad, que haya más policías, porque genera
intranquilidad. Y ella no puede estar todo el tiempo ahí. Así que lo mejor será
su traslado”, concluye Licona.
Pagina Siete
Madre de Abigaíl siente culpa por no denunciar años de violencia
Reviewed by Fabian
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10:01:00 a.m.
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